miércoles, 17 de abril de 2013

El Impuesto a las Ganancias y los trabajadores



La situación de los trabajadores en el Impuesto a las Ganancias se presenta como un 
callejón sin salida. La Presidenta anunció el 28-01-13, entre otros, un aumento de los
montos no imponibles (mínimos y cargas de familia) del orden del 20 %. Y todas las 
centrales gremiales lo han calificado de insuficiente. Además han expresado que afectará negativamente el proceso de paritarias ya que solicitarán aumentos adicionales para 
cubrir, además de la inflación, la brecha de retenciones.

Existen otras alternativas para mejorar la progresividad fiscal de los salarios, como 
la de eximir el monto de alquileres y similares. Sin embargo, introducir nuevos instrumentos perturbaría el debate que, en el corto plazo debe centrarse en la recuperación de 
las condiciones anteriores, hasta disponer de una reforma tributaria integral, que sólo 
será posible en el mediano y largo plazo.
No adoptar medidas en esta dirección, no sólo tiene un efecto regresivo. También 
se amplificará el efecto distorsivo que ya está ejerciendo sobre el mecanismo de las paritarias. Los gremios tratarán de compensar la falta de actualización de estos valores con 
mayores salarios y formas salariales elusivas. 
Y la perturbación en las paritarias llega hasta el interior de las empresas. Éstas ahora enfrentan el debate con una nueva variable cuyo valor real se desconoce. Al problema 
de la inflación, ahora se agregan los valores de Ganancias. En las paritarias, que hasta 
ahora intervenían sólo empresarios y trabajadores, aparece un nuevo actor que altera la 
negociación. 
El objetivo es evitar que un impuesto, naturalmente progresivo, se transforme en 
una herramienta de regresividad y por ende requiere de una solución estable al margen 
de una eventual reforma tributaria que en el corto y mediano plazo no resulta posible 
realizar.
Y esta reforma sí deberá tener un horizonte de largo plazo. Allí deberá evaluarse la 
presión tributaria global sobre los distintos niveles de ingreso y adoptar decisiones de 
tipo ética respecto a cuales son los niveles desde los cuales debería aportarse al gasto 
público. 
Probablemente surja del debate que los salarios de nivel medio (una escala en torno 
a los 10-15 mil pesos) que son la actual “piedra del escándalo” deben también contribuir 
a soportar el gasto público. Pero sólo a partir de conocer el aporte global a la recaudación impositiva por cada grupo de ingresos. 
Debe tenerse en cuenta que en los niveles salariales medios, el IVA constituye su 
aporte fundamental. Antes de responder como se diseñarán los mínimos y escalas de 
Ganancias, deberíamos preguntarnos qué porcentaje de sus ingresos está pagando un 
trabajador en esa escala de salarios por el IVA y cuál debería ser su alícuota, sobre todo 
en el caso de alimentos, en un nuevo esquema tributario.
De cualquier manera toda esta perturbación alrededor de salarios e impuestos produce un elemento positivo hacia el futuro: la concientización de los trabajadores de la Pág. – 4
necesidad de su participación plena en el debate de una eventual reforma tributaria. Un 
segmento de la sociedad que sumará aportes a un tema que hasta ahora habían considerado ajeno a sus reivindicaciones.
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